diciembre 15, 2008

Una mañana

Esperé dos horas, vi la televisión y cómo las lineas que zurcan la superficie de la pantalla de forma horizontal apenas alcanzan a distorsionar la vista de lo que la tv despliega. Mientras me asomaba por detrás de las persianas, me transporté a mi mismo al recuerdo del sueño que acababa de tener apenas 2 horas antes. La misma escena, sólo que el cielo estaba oscuro, pero al mismo tiempo iluminaba de manera ténue la calle.

Encendí la luz del techo, por la calle pasaban carros sin parar, de pronto, me di cuenta que la calle a la que daba mi departamento me era familiar. Como si la entrada de mi departamento de aquí de Mexicali, dara hacia una calle del lugar donde crecí en el DF. Una sensación de incertidumbre me invadió, como si estuviera a la expectativa de que algo iba a pasar. En mi sueño, esperaba de la misma manera que esperé por dos horas a que llegaran del servicio técnico a reparar mi televisión. Nunca llegaron...

De vuelta a la realidad,dieron las 10 de la mañana, me puse mi sudadera y encima la chamarra. Puse la mochila en mi hombro y salí a la calle. Cerré ambas puertas con llave, y caminé. El viento frío parecían cuchillos que cortaban. Estamos como a 10 grados, pensé. Caminé hacia la parada del autobus/taxi de ruta. Aspiré el aire frío de la mañana. "Necesito comprarme un carro", pensé. Hice la señal para que se parara al taxi, y lo abordé. Me dispuse a ir al trabajo.


1 comentario:

Angel Alberto dijo...

al trabajo en taxi, eso es ser clase pudiente